El consumo de Sustancias Psicoactivas (SPA) es una de las problemáticas de Salud Pública que más genera especulaciones y alrededor de la cual se construyen diversos mitos. No obstante, se ha llegado a identificar como una enfermedad y como un proceso que conduce al deterioro y ofrece pocas alternativas de recuperación. Además, se han realizado diversas caracterizaciones entre las cuales se encuentra la diferenciación entre legales (alcohol, tabaco, cafeína) e ilegales (heroína, cocaína, derivados del cannabis).
Sin embargo, es necesario que exaltemos la necesidad de abandonar posiciones correctivas que nos permiten identificar su presencia y nos muestran caminos para su tratamiento; y entremos a reconocer -y por qué no- reconocernos como posibles consumidores, lo cual nos lleva a una posición meramente preventiva, en la cual, de seguro, tenemos un mayor trabajo pero, a la vez, más gratificante.
Para empezar es necesario cambiar la postura estática de espera, una espera a la aparición de la “enfermedad”, e iniciar con la búsqueda de todos aquellos factores que en nuestro alrededor y en nosotros mismos pueden, en algún momento, llevarnos o llevar a alguien a consumir algún tipo de sustancia psicoactiva para obtener un beneficio que, probablemente, de otra forma obtengamos, también, pero ésta sea menos perjudicial.
Pero, ¿cómo hacer esto? Aunque pueda sonar sencillo, es más complejo y de mayor dedicación de la que aparenta. Esto se hace desde la cotidianidad: al hacer un trabajo propio en el día a día, el cual esté encaminado a construir hábitos de vida sanos y saludables; al tener responsabilidad conmigo y con los demás; al buscar quién pueda orientarme en momentos de crisis para que no encuentre como única salida la huída de la realidad, a través de estas sustancias; al conocer cuáles son mis puntos más vulnerables y aprender a manejarlos, y mientras que logro hacer esto, evitarlos y no creer en mitos como el de “es solo por probar y no más”.
En conclusión, todo aquello que podamos hacer todos los días de forma rutinaria y que encontremos que nos ayude y que pueda ayudar a otros, es el primer paso para crear factores que nos protejan y, así, prevenir el consumo de sustancias psicoactivas, porque a la postre, es mejor invertir un pequeño momento cada día para nuestra vida, que gastar toda una vida por pequeños momentos de algunos días. Es mejor prevenir que consumir.
Julian Alexander Montoya Suárez- Psicólogo jams
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